Maternidad y Migración: Reconstruyendo Identidad y Comunidad
El Inicio: Llegada y Desestabilización
Desde mi llegada a Bélgica, las experiencias relacionadas con la inmigración y el duelo migratorio han marcado profundamente mi vida. Durante los casi dos años que me tomó aprender francés, no solo viví mi propio proceso sino que escuché las historias de personas de diversas nacionalidades que, como yo, navegaban en este complejo camino de integración. Aprendí que es el duelo migratorio y cuantos duelos experimentaba al mismo tiempo: el duelo de pérdida de status profesional y de la lengua y mi cultura fueron unos de los más grandes.
Sólo tenía un documento de atestación de llegada otorgado por la comuna y pasé más de un año sin ser regularizada debido a múltiples complicaciones burocráticas en Bélgica y la crisis en Venezuela en 2017. Esta situación me desconcertaba profundamente, especialmente considerando que mi pareja era belga. A menudo sentí la tentación de regresar, pero las tensiones políticas de mi país lo hacían imposible.
La Transformación de la Identidad
Estas experiencias cambiaron radicalmente mi vida: mi percepción cultural y social, mi visión sobre mí misma y sobre los demás, mi identidad misma se vio sacudida. Aquí comprendí que la identidad no es estática, que cambia con el tiempo, y que tenemos múltiples identidades, no solo una. Pasé de ser una mujer independiente y emprendedora, con mi propia productora de films, total independencia financiera y mi propio apartamento, a ser una mujer dependiente, sin poder hablar la lengua del país. Mis logros y conocimientos quedaron invisibilizados en medio de este nuevo inicio de vida, generando una frustración profunda.
La precariedad legal intensificaba esta vulnerabilidad. Solo tenía el anexo 19 que pude obtener a mi llegada, y todos los trámites iban a tomar mucho tiempo. Mi esposo, siendo belga, también debía comprobar su solvencia financiera —que no tenía— pues como yo,
estaba reintegrándose a su país después de 20 años de vivir en el mío. Nunca pensé que llegaría a experimentar el miedo de encontrarme con la policía cada vez que salía, producto
del desconocimiento sobre mis derechos y estatus legal.
La imposibilidad de trabajar en mi campo profesional me obligó a trabajar como niñera para continuar enviando dinero a mi país. Mi familia dependía de nosotros entonces y aún hoy en día, pues la crisis en Venezuela no dejó otra opción. Esta dependencia familiar se sumaba a mi nueva dependencia económica hacia mi pareja, creando capas adicionales de vulnerabilidad.
Mi vida anterior giraba completamente en torno al trabajo y el logro profesional. En esta nueva realidad no me reconocía. Había perdido mi centro, mis referencias, mi sentido de propósito. Sentía que debía comenzar nuevamente mi proceso profesional desde cero, pero carecía de fuerzas. Tenía 37 años y sufría de depresión sin ser consciente de ello, lo que complicaba aún más mi capacidad de adaptación y reconstrucción personal.
Maternidad en Contexto Migratorio
Convertirme en madre dos años después de mi llegada a Bélgica fue una decisión compleja. Me acercaba a los 40 años y estaba atravesando la época más difícil de mi vida, con la menor estabilidad. Mi esposo, siendo belga pero habiendo vivido casi 20 años en mi país, también se encontraba en proceso de reinserción.
La maternidad, siendo una experiencia transformadora en sí misma, hizo aún más difícil esta integración. Me tomó casi dos años alcanzar un nivel decente de francés y aún no tenía un empleo estable, excepto el trabajo como niñera y un voluntariado remunerado en
una asociación donde comencé a trabajar como diseñadora gráfica.
Durante este tiempo, tuve que reconstruir completamente mi autoestima. Mi identidad había sido sacudida en sus fundamentos y me había vuelto económicamente dependiente de mi esposo. Esto intensificó mi sentimiento de vulnerabilidad, pero a la vez afianzó el de interdependencia. Necesitaba superar el miedo a hablar y cometer errores en un idioma extraño, mientras el duelo migratorio a menudo no me permitía ver las oportunidades que se presentaban. Todo era muy abrumador.
El Despertar de la Conciencia Colectiva
Como mujer y madre migrante, viví intensamente la dificultad de maternar en un contexto de cambio identitario durante la migración. Esta experiencia me motivó a buscar otras madres para entender si su proceso era similar al mío.
A través de los encuentros en este camino, pude comprobar que cada experiencia migratoria es única, pero que también comparte puntos fundamentales en común. Este proceso conlleva mucho aislamiento: no se cuenta con la familia extendida ni con redes de apoyo, y la falta de referencias culturales se intensifica con el nacimiento de un hijo. Todo resulta psicológicamente abrumador.
La carga mental administrativa de la migración, sumada al aprendizaje del idioma, el proceso de inserción laboral, los duelos profesionales o la pérdida de estatus profesional, más las demandas de la maternidad, hicieron extraordinariamente compleja la integración.
Reconociendo las Barreras Sistémicas
Con el tiempo llegué a identificar elementos que en su momento no reconocía como verdaderas barreras en la inserción laboral: discriminaciones múltiples ya más sistemáticas, propias de la sociedad de acogida. Estos son aspectos de los cuales es crucial tomar conciencia, pues vivimos en una intersección de realidades donde no podemos cargar todo sobre nuestros hombros.
Existen diversas fuentes de discriminación ligadas al manejo o no del idioma, al acceso o no a estudios superiores, al acceso a ciertos trabajos limitados por tu manejo o no de la lengua o por la desconfianza en el ambito laboral hacia los extranjeros en general. Me pregunté, siendo consciente de mis ciertos privilegios como miembro de una familia bicultural, pero a la vez viviendo la enorme dificultad de inserción laboral y maternaje: ¿cómo logran otras mujeres-madres con menos recursos personales superar estos obstáculos?. De esta pregunta surgió el primer encuentro de Ma.Mi.Lab en Bélgica cuya promoción fue centrada en la pregunta cómo lograr la inserción laboral estando maternando y siendo migrante al mismo tiempo?
Hacia la Construcción Comunitaria
A partir de este proceso de reflexión, comencé a desarrollar de manera informal un grupo de encuentros de mujeres-madres latinoamericanas. El objetivo inicial era poder compartir experiencias e información útil en nuestra lengua materna.
Gradualmente, este proyecto ha evolucionado gracias a la implicación de otras madres voluntarias, hasta convertirse en una asociación que busca responder a los desafíos específicos de la maternidad en contexto migratorio a través de la información veraz pero también la creación de redes de apoyo y gracias a una co-construcción colectiva junto a un grupo de mujeres que conforman el comité de organización.
Reflexiones sobre la Migración y la Maternidad
La migración implica frecuentemente una ruptura radical con el mundo de referencia habitual. Estos cambios pueden modificar profundamente la integración social y profesional: las relaciones se transforman, las mujeres pueden vivir períodos de aislamiento que se agravan según su duración. Frecuentemente experimentamos una pérdida significativa de capital social, mientras que la maternidad sigue siendo un campo de reivindicaciones por tratarse de un trabajo infravalorado.
Para muchas de estas mujeres, su mayor valor reside en ser madres y, paradójicamente, han dejado todo para construir una familia en otro lugar. Su espacio en ese nuevo hogar no siempre es fácil de encontrar. El Camino hacia el Empoderamiento, encontrar su lugar La pregunta central que surge es: ¿Cómo reclamar ese espacio y valorizar los conocimientos que ya poseen? ¿Cómo reconstruir y recuperar ese lugar, o mejor aún, cómo recrearlo? A partir del espacio de encuentro entre mamás en migración y de los proyectos que surgen, vamos co-construyendo hacia el empoderamiento que no solo implica poder insertarse laboralmente que es parte esencial de nuestra integración sino también poder hacerlo en maternaje. Estoy feliz de hacerlo en sororidad, pues ha encontrado una resonancia profunda que trasciende las fronteras individuales y se convierte en fuerza colectiva. También el haber podido realizar diversas formaciones de enfoque de género y de manejo compréhension de una acercamiento intercultural en bélgica pude adquirir herramientas que estoy poniendo en práctica para la elaboración de proyectos de manera colaborativa con la comunidad a través de esta iniciativa.